Un estudio reciente liderado por la Universidad de Bath ha revelado algo sorprendente: las personas que reorganizan de forma proactiva sus rutinas familiares tienden a ser más innovadoras y eficaces en el trabajo. El estudio analizó durante seis semanas a 147 parejas con hijos, ambos con empleos a tiempo completo, y encontró que quienes tomaban la iniciativa en el hogar también mostraban un mejor desempeño en sus entornos profesionales.
Hogares eficientes, oficinas eficientes

Los investigadores identificaron que medidas como redistribuir las tareas del hogar, ajustar los horarios de cuidado infantil o establecer sistemas de organización compartida (como calendarios o rutinas semanales) contribuyen a lo que han llamado renovación estratégica doméstica. Estos cambios, lejos de ser improvisados, son decisiones intencionadas que buscan mejorar la eficiencia familiar, y terminan reforzando competencias esenciales para el entorno laboral: liderazgo, planificación, flexibilidad y toma de decisiones.
Por ejemplo, alternar quién recoge a los niños del colegio, definir zonas libres de tecnología en casa o planificar reuniones familiares para organizar la semana son prácticas que aumentan la sensación de control y eficiencia en casa. Y como bien señalan los autores del estudio, esa confianza se traslada al trabajo, fortaleciendo el pensamiento creativo y la capacidad de adaptación frente a los desafíos diarios.
Creatividad familiar: el nuevo activo invisible

A menudo, asociamos la creatividad únicamente con brainstorming, innovación de productos o campañas de marketing. Pero este estudio plantea que la creatividad también nace en el hogar, en la capacidad de las familias para adaptarse constantemente a nuevas demandas y resolver conflictos cotidianos.
Los investigadores destacan que las familias que promueven entornos abiertos al diálogo, la colaboración y la experimentación —lo que denominan «creatividad familiar»— tienen más probabilidades de generar un impacto positivo en el rendimiento laboral de sus miembros.
En otras palabras, cuando se gestiona bien la vida en casa, se libera energía mental para innovar en el trabajo.
Qué pueden hacer las empresas al respecto
Este hallazgo tiene implicaciones claras para la gestión del talento en las organizaciones. No se trata de que las empresas intervengan en la vida privada de sus empleados, sino de que reconozcan que el entorno familiar es un factor determinante en el rendimiento y bienestar profesional.
Iniciativas como programas de liderazgo con formación en conciliación y horarios flexibles pueden reforzar estas competencias que se gestan en el hogar. Además, ofrecer servicios como apoyo psicológico, asistencia en el cuidado familiar o días para temas personales puede contribuir a mejorar la motivación, la creatividad y el compromiso de la plantilla.
Repensar la productividad desde casa

Este estudio nos invita a repensar la productividad desde una perspectiva más amplia. La gestión doméstica no es tiempo perdido ni una carga, sino una oportunidad para desarrollar competencias clave que luego se expresan en la oficina: desde la gestión de equipos hasta la resolución ágil de problemas.
En lugar de ver el hogar como una distracción del trabajo, podríamos comenzar a verlo como una extensión de nuestras capacidades profesionales. Y en ese sentido, fomentar entornos familiares sanos, estructurados y adaptables se convierte en una inversión indirecta pero potente en la cultura de innovación de cualquier organización.
canales de redes sociales: