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El modelo híbrido —esa mezcla de días en la oficina y jornadas de teletrabajo— ha traído muchas ventajas, pero también un coste invisible: el estrés tecnológico. La necesidad de estar siempre localizable, la fatiga por el exceso de pantallas y la sensación de tener que probar constantemente que rindes son quejas cada vez más habituales entre quienes trabajan frente al ordenador.

Durante años, la conversación sobre el trabajo híbrido giró en torno a dónde trabajamos: ¿en casa o en la oficina? Sin embargo, un reciente informe de Owl Labs sugiere que la pregunta clave ha cambiado. Según su estudio 2025 State of Hybrid Work, la verdadera batalla por la flexibilidad ya no está tanto en el espacio, sino en el tiempo.

En los últimos tiempos han sido frecuentes las noticias sobre las empresas que quieren imponer «el retorno a la oficina», si bien los datos más recientes apuntan en otra dirección: no es la coacción sino la propuesta de valor de la propia oficina —junto con acuerdos colectivos razonables— lo que realmente influye en que la gente opte por el trabajo presencial. Estudios internacionales y estadísticas españolas coinciden en una idea clave: la presencialidad se construye a largo plazo, no se impone.

En muchas ciudades europeas se repite la misma pregunta: ¿qué es mejor para el futuro, levantar edificios nuevos o dar una segunda vida a los que ya existen? Casos recientes en Londres, París, Berlín o Madrid han puesto el tema sobre la mesa: la demolición de edificios emblemáticos genera debate no solo por cuestiones patrimoniales, sino también por su enorme impacto climático. Y es que cada vez que se derriba un inmueble, se liberan toneladas de CO₂ y se desperdicia la energía invertida en materiales y transporte. Frente a esto, la rehabilitación gana fuerza como la opción más inteligente: conserva la historia de las ciudades, reduce residuos y, además, mejora la eficiencia energética de los espacios.

Conectar a las personas: este principio rector es el núcleo de la última edición de Sedus INSIGHTS. Pero, ¿cómo podemos crear una conexión auténtica en un mundo laboral cada vez más híbrido? La clave está en concebir espacios que integren funcionalidad con estímulos emocionales y perceptivos, incorporando elementos naturales que favorezcan el bienestar integral y propicien interacciones auténticas.

¿Qué distingue a un espacio abierto de otros espacios comunitarios híbridos y por qué es tan valioso para la cultura organizativa? En el mundo actual del trabajo híbrido, nuestras expectativas respecto a los espacios de trabajo han cambiado radicalmente. Si antes la funcionalidad era la principal preocupación, los entornos modernos deben ofrecer mucho más: deben conectar, inspirar, proporcionar un refugio y, sobre todo, ser adaptables. Aquí es donde entran en juego los espacios compartidos flexibles. Surgen tres conceptos clave: la cafetería de la oficina, el oasis y el foro. Aunque todos ellos están diseñados para fomentar el sentido de comunidad y apoyar el trabajo híbrido, el foro ocupa una posición única y destacada.

Cuando hablamos de cultura organizativa, a menudo nos referimos a valores abstractos: confianza, transparencia, colaboración. Sin embargo, la cultura no vive en el papel, sino en las conversaciones, los comportamientos y las interacciones cotidianas. El Work Café es el espacio donde estos elementos culturales no solo se hacen visibles, sino también realmente tangibles. La clave está en que no se trata solo del espacio en sí, sino de lo que ese espacio hace posible y de cómo un mobiliario diseñado conscientemente permite y amplifica estos procesos.

La gestión de los espacios de trabajo está viviendo una transformación global. Según el Informe de Referencia de Planificación de Ocupación 2025 de JLL (Occupancy Planning Benchmark Report), las empresas están dejando atrás las estrategias centradas únicamente en la reducción de costos para priorizar la optimización de sus carteras inmobiliarias y la mejora de la experiencia del empleado.

El mundo laboral actual es dinámico, híbrido y está moldeado por necesidades en constante evolución. Las empresas se enfrentan al reto de crear entornos que fomenten tanto la productividad como la interacción social. Aquí es precisamente donde entran en juego los Workcafés, espacios que tienden un puente entre las cafeterías y las zonas de coworking, entre el intercambio y el retiro. Con el informe de investigación «Workcafé & Co.» y el folleto que lo acompaña «Workcafé & Co. Aplicaciones», Sedus ofrece respuestas concretas sobre cómo se pueden planificar de forma inteligente y poner en práctica de manera eficaz estos nuevos espacios.

Diseño que importa. Valores que perduran. En 2025, Sedus reafirma su posición como líder innovador en soluciones para espacios de trabajo con seis nuevos productos que han recibido el reconocimiento internacional por combinar sostenibilidad, funcionalidad y un diseño excepcional. Galardonadas con el iF Design Award y el Red Dot Award, estas soluciones reflejan una filosofía de diseño integral basada en la responsabilidad y la relevancia.

El teletrabajo se ha consolidado como una de las transformaciones más relevantes del mundo laboral en los últimos años. Lo que comenzó como una medida forzada por la pandemia, hoy representa una aspiración clara para millones de profesionales. Según recientes estudios, más del 90 % de los empleados desean mantener alguna forma de flexibilidad laboral, y una proporción significativa consideraría cambiar de empresa si se les obligara a volver a la oficina a tiempo completo.

La naturaleza del trabajo diario ha experimentado un profundo cambio. La tradicional rutina de oficina de 9 a 5 va perdiendo relevancia. En su lugar, muchos empleados eligen ahora acudir a la oficina, no por obligación, sino por intención. ¿Qué les atrae? La interacción significativa con sus compañeros, la asistencia técnica que no tienen en casa o el acceso a ventajas y recursos que otros lugares -como la cafetería de la esquina- simplemente no pueden ofrecerles.

En un mundo donde el trabajo híbrido y flexible se ha convertido en la norma, la separación entre la vida personal y profesional ya no es tan clara como solía ser. Sin embargo, esta nueva realidad trae consigo oportunidades que aún están por descubrir. Una de ellas es el impacto positivo de la gestión familiar en el rendimiento laboral, especialmente en términos de creatividad, adaptabilidad y resiliencia.

En los últimos años, muchas empresas han adoptado una visión idealizada de la cultura corporativa. A raíz de la crisis financiera de 2008, surgió la creencia de que la clave para aumentar la productividad y el rendimiento estaba en poner el foco en el bienestar emocional de los empleados, su propósito y su sentido de pertenencia. Si bien esta intención partía de una necesidad real, su aplicación se ha desviado peligrosamente: la cultura corporativa se ha transformado en una especie de terapia grupal, mientras los resultados empresariales se estancan.

El diseño de las ciudades y otros lugares pone de relieve las complejas interacciones entre el espacio construido y la forma en que pensamos, nos comportamos e interactuamos con el entorno y con otras personas. Así, en 1970 el investigador William H. Whyte llevó a cabo un proyecto para estudiar el impacto de los espacios urbanos en las personas desde un punto de vista antropológico.

Desde el confinamiento por la COVID-19, la opción de trabajar desde casa se ha convertido en una parte integral de la vida laboral cotidiana de muchas personas. Los espacios de coworking y los terceros espacios también están desempeñando un papel cada vez más importante en la elección del lugar de trabajo. Sin embargo, esto no significa que la oficina tradicional ya no sea necesaria.

El éxito de una empresa depende de su capacidad para comprender las necesidades y expectativas de sus empleados y clientes. Sucede lo mismo con el bienestar en el trabajo. Un enfoque basado en el «Design Thinking» o pensamiento de diseño promete establecer nuevos estándares a este respecto. Evita las decisiones de arriba hacia abajo y permite escuchar la voz de todos para definir objetivos comunes.

El trabajo está experimentando un cambio fundamental: las estructuras rígidas están dando paso a modelos flexibles que desvinculan el trabajo de lugares y horarios fijos. En medio de esta transformación, crece la necesidad de una auténtica interacción humana. A pesar de la eficacia y la comodidad de la comunicación digital, el tejido social a menudo empieza a deshilacharse. Aquí es precisamente donde la nueva cultura del café desempeña un papel vital. Una zona de cafetería cuidadosamente diseñada se convierte en escenario de conversaciones espontáneas, encuentros fortuitos y colaboración entre departamentos. Ofrece un ambiente informal donde las jerarquías se difuminan y las nuevas ideas surgen orgánicamente. Esta mezcla única de relajación y apertura convierte la cafetería de la oficina en un verdadero motor de innovación.

El bienestar en la oficina es clave para una cultura laboral que priorice la salud física, mental y social de los empleados, en beneficio tanto de las personas como del rendimiento general de la empresa. Para lograr esto, el diseño de los espacios laborales se ha diversificado, proporcionando áreas que permiten las cuatro «C» del trabajo (concentración, colaboración, comunicación y contemplación), y fomentando un entorno flexible y adaptable. Este tipo de entorno, además de reducir la tensión y el agotamiento, mejora la creatividad y el compromiso del equipo, motivando a los empleados a rendir más.

En los últimos años, la biofilia ha pasado a ocupar un lugar preponderante en el debate sobre el espacio de trabajo. Este interés generalizado por la biofilia es un signo de la búsqueda de las empresas de formas sofisticadas de hacer frente a una serie de retos interrelacionados, como son el compromiso con los empleados y el cuidado de su bienestar y, al mismo, la mejora de su productividad. Se trata de una forma muy proactiva de abordar el asunto; no se trata solo de evitar perjuicios, sino de crear un entorno y una cultura que fomenten el compromiso, mejoren el bienestar, hagan frente al estrés y ayuden a los empleados a ser más productivos.